A pesar de Berlusconi y Sacchi, no puedo ocultar mi profunda admiración por aquel Milan de los Holandeses, con otros grandes jugadores como Maldini, Marco Simone, Costacurta, Baresi... jugadores que estaban muy por encima del sistema de juego establecido por su entrenador. Roberto Donadoni era uno de ellos: ofensivo, desiquilibrante, y premiado con la exclusiva gracia del talento. Hoy es el seleccionador de Italia, y casi toda la eurocopa su espíritu se ha visto reflejado en el despliegue ofensivo del que ha hecho gala la selección azzurra. Una Italia más combativa en ataque que en defensa (a veces condicionada por el mismo resultado), una Italia que no se encerraba en su área y con la mirada fija sobre la portería rival, avalada por Buffon, sin duda un seguro de vida en la portería.
Es una pena la merma que supuso para esta selección el partido frente a la selección gala, y es que con las tarjetas amarillas de Pirlo y Gattuso, la castración creativa era inminente... sin el talento de Pirlo y las consiguientes coberturas de su compañero en el Milan no había un lugar apropiado donde tuviera cabida cualquier forma de optimismo.
Es fácil críticar a posteriori, pero me gustaria señalar un matiz desde el más constructivo de los espíritus: Roberto debería haberse dado cuenta de que el sudor en tiempos de paz evita la sangre en tiempos de guerra, y es que convocar a un solo jugador que pueda hacer funcionar a toda su squadra como un reloj de medio campo hacia adelante se me antoja como poco temerario. Sin duda nadie es culpable de la irrevocable ausencia de Totti, pero si es cierto que Roberto podría haber traido un jugador más que sea compatible con las caraterísticas de Andrea (Morfeo, Rossi), un jugador capaz de ver con los ojos de todo el equipo por encima de lo que él solo puede hacer...
Creo que si la amonestación de Pirlo hubiese tenido un recambio natural en el conjunto de la convocatoria nos hubiesemos ahorrado ver el area italiana nevada durante todo el partido frente España.
Roberto sólo alistó una gran mente de despliegue ofensivo, e Italia se ha visto obligada durante 120 minutos a correr detrás de un balón controlado por otros y a construir un candado de camisetas blancas condenado al trabajo y sin orientación hacia el juego, y no me cabe la menor duda de que la mentalidad del entrenador sufrío sobremanera esta falta de precaución.
Con todo, enhorabuena por la profesionalidad, el trabajo, y la entrega de los integrantes de la formación transalpina durante todo el partido, y es que Italia, jamás regalará un partido...
[Con cariño para Ilaria]
